1953 03
SUMARIO
Nuestra portada
Puntos de Vista:
La Igualdad de los Niños
Nuestro Apunte Mensual:
Casa por los Arquitectos Arce y Taramona
Homenaje a Walter Gropius
por el Arquitecto Paul Linder
Evolución de las Formas de la Arquitectura y del Mueble
Contribución a una Teoría de la Arquitectura
por Augusto Perret
Un Arquitecto viaja por Europa
Una original Tribuna de Estadio
Viviendas Económicas
por el Arquitecto Carlos Ausejo
Proyecto para el Banco Continental
por el Arquitecto Hector Velarde
La Arquitectura Sacra
Edificio de Departamentos
por el Arquitecto Gabriel Tizon Ferreyros
El Nuevo Ministerio de Hacienda
por el Arquitecto Guillermo Payet y la firma Graña y Montero, S.A., Ingenieros
Apuntes a Mano Libre
El Congreso de Urbanismo en Italia
por la Arquitecta Berta Zegarra
Residencia de los esposos De Aliaga-Fernandini en Orrantia
por el Arqto. Enrique Seoane Ros
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Marzo Abril 1953 Nº 188-189 Año XVII
LA ARQUITECTURA SACRA
TRADUCCIÓN DE “L’OSSERVATORE ROMANO” (15 DE AGOSTO DE 1952, N° 33-139) QUE CON EL TITULO DE: A PROPÓSITO DE LA INSTRUCCIÓN DEL SANTO OFICIO SOBRE ARTE SACRO PUBLICARA; ESCRITO POR MONS. CELSO CONSTANTINI (RECIENTEMENTE DESIGNADO PARA SER ELEVADO A LA DIGNIDAD CARDENALICIA).
La Instrucción del Santo Oficio abre vía a la arquitectura sagrada moderna al reconocer el principio de que ella debe ser fundamental. En un esfuerzo que dura ya medio siglo, la arquitectura moderna ha logrado definir su propio carácter y presentarse como una nueva conquista.
Creo poder resumir las directivas de la Instrucción en los principios siguientes:
1).—La Iglesia debe ser y parecer una iglesia: DOMIS DEI ET AULA COELI: casa de Dios y escalera de acceso al Cielo. El derecho Canónico dice que la Iglesia es un edificio consagrado al culto y a las reuniones de los fieles.
Se admiten todos los estilos a condición de que respondan a estos principios fundamentales. Ahora bien, ha sucedido que ciertos arquitectos modernos, o más bien ingenieros, han olvidado el carácter funcional y racional de la arquitectura sagrada, al tratarla simplemente como una construcción cualquiera. Grave error.
El carácter funcional de la Iglesia, completamente diferente de una estación o de un pabellón de exposición, exige igualmente un complemento de decoración que anime los muros, que instruya a los fieles (como antiguamente con la BIBLIA PAUPERUM —biblia de los pobres)— y haga el lugar lo más digno posible de la casa de Dios.
También nosotros somos como la Instrucción, contrarios a todas aquellas formas de falsa rebusca en la que se encontraba recurso en el siglo XIX. La sensibilidad artística moderna pide mayor simplicidad y sinceridad, (más no es necesario caer en exceso. Nuestras Iglesias no han de ser modeladas sobre aquel estilo que fue llamado calvinista).
En efecto se ha visto, hoy día, iglesias inspiradas en el nuevo estilo. —pues se puede verdaderamente hablar de un nuevo estilo arquitectónico— que satisfaga plenamente las exigencias del culto, el sentido nuevo de la belleza artística e igualmente el sentido económico bien entendido.
2).—La Iglesia tiene su centro en el Altar. Puede haber Altar sin iglesia pero de ningún modo Iglesia sin Altar. El Altar es el nuevo Gólgota en donde se lleva a cabo el sacrificio Eucarístico. El Altar donde se reserva la Eucaristía es el corazón del nuevo edificio desde donde se difunde la onda de la Gracia. El Tabernáculo puede ser colocado en el Altar mayor de las iglesias parroquiales o en una capilla especial en las grandes Basílicas.
La Liturgia antigua, en la que el altar se utilizaba vuelto hacia los fieles, sin tabernáculo, en tanto que la eucaristía se guardaba en recinto especial, ha variado de manera especial desde el Concilio de Trento. Y ya no se puede volver atrás.
3.—Del siglo XIX se puede utilizar, no las extravagancias arbitrarias e ilógicas, que no tienen nada de funcionales, sino más bien el espíritu de frescura, de sinceridad y simplicidad que responden a nuestro estado de ánimo y a nuestra sensibilidad religiosa y artística, harta hasta ahora el disgusto de copias de estilos pasados y de decoraciones pretenciosas y falsas.
No obstante entendemos la simplicidad como síntesis y no como pobreza y negligencia; como sobriedad aristocrática y no como nudismo protestante. Ciertos arquitectos sufren aunque inconscientemente, la influencia de la herejía iconoclasta y protestante.
4).—En la Iglesia la divinidad del arte se asocia a la dignidad de la liturgia; dignidad necesaria, puesto que es funcional. Anhelamos que la construcción de la Iglesia sea sólida prosa, pero que expresa un pensamiento de alta poesía cristiana; queremos que la arquitectura cristiana cante y rece. La Iglesia, QUAE CELSA DE VIVENTIBUS SAXIS AD ASTRA TOLLITUR ("Que con sus piedras vivas se remonta hasta los cielos"), es la imagen de la Jerusalén celeste y sus piedras la de los cristianos a los que se llama "piedras vivientes". Le Corbusier ha dicho que las antiguas Catedrales son cadáveres venerables. No, esta genialidad es una blasfemia artística.
Según Le Corbusier las iglesias no serían sino "máquinas para rezar". No. Las Iglesias son las flores más bellas que jalonan a lo largo de los penosos caminos del mundo, y reconfortan, con su perfume y belleza a las almas de los peregrinos que recorren su ruta mirando al cielo. Pintura y escultura, distribuidas con sobriedad y buen gusto, son un elemento funcional de las nuevas Iglesias.
Hoy que las estaciones de ferrocarriles, los estadios, las habitaciones, los kioscos para exposición, etc., reflejan vivamente el progreso y la transformación que ha experimentado el arte de construir, la Iglesia, que en el dominio del espíritu, mantiene un carácter de estabilidad que responde a un ideal inmutable, el cual resplandece a través de los límites del tiempo y del espacio imponiendo a la arquitectura una consciente mesura.
Es pues un error el introducir en la estructura de una Iglesia ciertas modas de la época. El principio de Vitrubio tiene aquí toda su validez: estabilidad, utilidad y belleza.
5).—La técnica moderna puede prestar grandes servicios en la construcción y concepción de las iglesias al abolir las naves laterales y crear un "alma espaciosa" esto es, un espacio desde donde los fieles puedan ver al sacerdote oficiante y tomar parte en la Liturgia.
El concepto de nave, que ha entrado en el lenguaje técnico para describir el interior de una Iglesia, tiene igualmente una alta significación ideal. Así como el navío lleva a los hombres a través de los mares, la iglesia, nave mística, conduce a la humanidad a través de los caminos de lo temporal al puerto de la eternidad. A lo largo de la ruta, frecuentemente en medio de tempestades, recoge a los náufragos y los lleva a la salvación. Preferimos la iglesia con nave única.
6).—El urbanismo enseña a escoger el lugar más apropiado para la Iglesia. Esta debe, como en el pasado, dominar el paisaje. En nuestros países montañosos, la iglesia, montando guardia en la altura y velando con afecto sobre el viejo cementerio, es generalmente el edificio más bello, levantado a su vez sobre el lugar más visible y más humano.
Es un grave error el edificar las iglesias encerradas entre otras construcciones, al borde de las calles, sin un espacio digno delante de ellas y sin dejar libres los costados.
Emilio Mile anhela, que los arquitectos de Francia creen sobre las ruinas de la guerra casas muy modernas, pero disciplinadas por esa divina proporción que la Italia del Renacimiento pensó haber descubierto, pero que la edad media francesa no ignoraba. (E. Male "El fin del paganismo en Galia", Flamarión 1950).
Que los urbanistas abran grandes perspectivas que sustituyan las ruinas por parques que hagan entrar en la ciudad la campiña, con su aire, con su luz y con su sol.
Se ha dicho que "la casa está hecho para las necesidades de quien la habita y no para quien quiera mirarlo desde la calle" (G. Pagano: "Bases para la concepción de una bella casa moderna" Revista Santa Elia, Roma, 10 de Oct. de 1933). Me parece que este criterio peca de extremismo. Las casas están hechas ciertamente para quienes las debe habitar, pero por otra parte se encuentran encuadradas en un ambiente exterior dado, lo que les confiere una especie de función social.
De todas maneras, la Iglesia es una cosa completamente diferente a una casa privada. Es un lugar sagrado y público que pertenece a una comunidad y tiene el deber de agradar a esta comunidad también en el exterior, expresando su carácter elevado noble y sagrado.
En China y Japón las pagodas o templos paganos ocupan las ubicaciones más bellas; están colocados sobre islas y colinas y se armonizan en la belleza del paisaje, Las estructuras, con techos que tienen movimiento de alas, están concebidas con un ritmo que se introduce en el ritmo de la naturaleza, como expresión espiritual de la naturaleza misma, como la más bella flor que brota de troncos profundamente arraigados en la tierra.
De esta misma forma nuestras Iglesias deben lograr una ideal coherencia con la historia y la vida de un pueblo y con la Liturgia sagrada que abraza el mundo presente y el mundo futuro. Sabemos que "liturgia" significa etimológicamente: OPUS OFFICIUM PUBLICUM (Obra, oficio público).
7).—-Frecuentemente el arquitecto debe trabajar bajo una imperiosa necesidad de economía. Es evidente que la belleza no está necesariamente ligada a la riqueza, esta última es con mucha frecuencia al buen gusto. Conviene concebir el edificio sagrado con un criterio de unidad, pero al aplicarlo se puede proceder por grados, pensando primeramente en lo esencial y luego en lo accesorio (ornamentación etc.).
Los rectores de las Iglesias se deben convencer que la mejor inversión para la construcción de un edificio es la que se refiere al proyecto. Que se llame a un buen arquitecto y que no tenga excesiva confianza en ciertos expertos ó contratistas experimentados.
San Carlos Borromeo publicó un precioso manual acerca de los edificios sagrados; la Biblioteca Ambrosiana lo ha traducido recientemente enriqueciéndolo con valiosas notas (San Carlos Borromeo. Arte Sagrado. Ambrosiana, Milán 1952).
8).—-En las Iglesias o capillas que han de servir a las comunidades religiosas se necesita numerosos altares; pero no es aconsejable distribuirlos sobre las paredes laterales de la Iglesia. Un excelente partido es el que busca para ubicarlos la Cripta, o aún mejor el que crea para ellos una Cripta pórtico que se prolonga más allá del abside.
He admirado en Portugal varias grandiosas Iglesias de estilo Románico edificados por diversas comunidades religiosas. Las naves de dichas Iglesias son amplias y despejadas y por su fuerte estructura arquitectónica recuerdan el plan severo de las antiguas Basílicas en que predominaban el altar único del ábside. En estas Iglesias, del otro lado de ésta, se extendía una Cripta pórtico en la que estaban -dispuestos los numerosos altares para los religiosos.
1953 MARZO ABRIL
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LA ARQUITECTURA SACRA | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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TRADUCCIÓN DE “L’OSSERVATORE ROMANO” (15 DE AGOSTO DE 1952, N° 33-139) QUE CON EL TITULO DE: A PROPÓSITO DE LA INSTRUCCIÓN DEL SANTO OFICIO SOBRE ARTE SACRO PUBLICARA; ESCRITO POR MONS. CELSO CONSTANTINI (RECIENTEMENTE DESIGNADO PARA SER ELEVADO A LA DIGNIDAD CARDENALICIA). | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Creo poder resumir las directivas de la Instrucción en los principios siguientes: 1).—La Iglesia debe ser y parecer una iglesia: DOMIS DEI ET AULA COELI: casa de Dios y escalera de acceso al Cielo. El derecho Canónico dice que la Iglesia es un edificio consagrado al culto y a las reuniones de los fieles. Se admiten todos los estilos a condición de que respondan a estos principios fundamentales. Ahora bien, ha sucedido que ciertos arquitectos modernos, o más bien ingenieros, han olvidado el carácter funcional y racional de la arquitectura sagrada, al tratarla simplemente como una construcción cualquiera. Grave error. El carácter funcional de la Iglesia, completamente diferente de una estación o de un pabellón de exposición, exige igualmente un complemento de decoración que anime los muros, que instruya a los fieles (como antiguamente con la BIBLIA PAUPERUM —biblia de los pobres)— y haga el lugar lo más digno posible de la casa de Dios. También nosotros somos como la Instrucción, contrarios a todas aquellas formas de falsa rebusca en la que se encontraba recurso en el siglo XIX. La sensibilidad artística moderna pide mayor simplicidad y sinceridad, (más no es necesario caer en exceso. Nuestras Iglesias no han de ser modeladas sobre aquel estilo que fue llamado calvinista). En efecto se ha visto, hoy día, iglesias inspiradas en el nuevo estilo. —pues se puede verdaderamente hablar de un nuevo estilo arquitectónico— que satisfaga plenamente las exigencias del culto, el sentido nuevo de la belleza artística e igualmente el sentido económico bien entendido. 2).—La Iglesia tiene su centro en el Altar. Puede haber Altar sin iglesia pero de ningún modo Iglesia sin Altar. El Altar es el nuevo Gólgota en donde se lleva a cabo el sacrificio Eucarístico. El Altar donde se reserva la Eucaristía es el corazón del nuevo edificio desde donde se difunde la onda de la Gracia. El Tabernáculo puede ser colocado en el Altar mayor de las iglesias parroquiales o en una capilla especial en las grandes Basílicas. La Liturgia antigua, en la que el altar se utilizaba vuelto hacia los fieles, sin tabernáculo, en tanto que la eucaristía se guardaba en recinto especial, ha variado de manera especial desde el Concilio de Trento. Y ya no se puede volver atrás. 3.—Del siglo XIX se puede utilizar, no las extravagancias arbitrarias e ilógicas, que no tienen nada de funcionales, sino más bien el espíritu de frescura, de sinceridad y simplicidad que responden a nuestro estado de ánimo y a nuestra sensibilidad religiosa y artística, harta hasta ahora el disgusto de copias de estilos pasados y de decoraciones pretenciosas y falsas. No obstante entendemos la simplicidad como síntesis y no como pobreza y negligencia; como sobriedad aristocrática y no como nudismo protestante. Ciertos arquitectos sufren aunque inconscientemente, la influencia de la herejía iconoclasta y protestante. 4).—En la Iglesia la divinidad del arte se asocia a la dignidad de la liturgia; dignidad necesaria, puesto que es funcional. Anhelamos que la construcción de la Iglesia sea sólida prosa, pero que expresa un pensamiento de alta poesía cristiana; queremos que la arquitectura cristiana cante y rece. La Iglesia, QUAE CELSA DE VIVENTIBUS SAXIS AD ASTRA TOLLITUR ("Que con sus piedras vivas se remonta hasta los cielos"), es la imagen de la Jerusalén celeste y sus piedras la de los cristianos a los que se llama "piedras vivientes". Le Corbusier ha dicho que las antiguas Catedrales son cadáveres venerables. No, esta genialidad es una blasfemia artística. Según Le Corbusier las iglesias no serían sino "máquinas para rezar". No. Las Iglesias son las flores más bellas que jalonan a lo largo de los penosos caminos del mundo, y reconfortan, con su perfume y belleza a las almas de los peregrinos que recorren su ruta mirando al cielo. Pintura y escultura, distribuidas con sobriedad y buen gusto, son un elemento funcional de las nuevas Iglesias. Hoy que las estaciones de ferrocarriles, los estadios, las habitaciones, los kioscos para exposición, etc., reflejan vivamente el progreso y la transformación que ha experimentado el arte de construir, la Iglesia, que en el dominio del espíritu, mantiene un carácter de estabilidad que responde a un ideal inmutable, el cual resplandece a través de los límites del tiempo y del espacio imponiendo a la arquitectura una consciente mesura. Es pues un error el introducir en la estructura de una Iglesia ciertas modas de la época. El principio de Vitrubio tiene aquí toda su validez: estabilidad, utilidad y belleza. 5).—La técnica moderna puede prestar grandes servicios en la construcción y concepción de las iglesias al abolir las naves laterales y crear un "alma espaciosa" esto es, un espacio desde donde los fieles puedan ver al sacerdote oficiante y tomar parte en la Liturgia. El concepto de nave, que ha entrado en el lenguaje técnico para describir el interior de una Iglesia, tiene igualmente una alta significación ideal. Así como el navío lleva a los hombres a través de los mares, la iglesia, nave mística, conduce a la humanidad a través de los caminos de lo temporal al puerto de la eternidad. A lo largo de la ruta, frecuentemente en medio de tempestades, recoge a los náufragos y los lleva a la salvación. Preferimos la iglesia con nave única. 6).—El urbanismo enseña a escoger el lugar más apropiado para la Iglesia. Esta debe, como en el pasado, dominar el paisaje. En nuestros países montañosos, la iglesia, montando guardia en la altura y velando con afecto sobre el viejo cementerio, es generalmente el edificio más bello, levantado a su vez sobre el lugar más visible y más humano. Es un grave error el edificar las iglesias encerradas entre otras construcciones, al borde de las calles, sin un espacio digno delante de ellas y sin dejar libres los costados. Emilio Mile anhela, que los arquitectos de Francia creen sobre las ruinas de la guerra casas muy modernas, pero disciplinadas por esa divina proporción que la Italia del Renacimiento pensó haber descubierto, pero que la edad media francesa no ignoraba. (E. Male "El fin del paganismo en Galia", Flamarión 1950). Que los urbanistas abran grandes perspectivas que sustituyan las ruinas por parques que hagan entrar en la ciudad la campiña, con su aire, con su luz y con su sol. Se ha dicho que "la casa está hecho para las necesidades de quien la habita y no para quien quiera mirarlo desde la calle" (G. Pagano: "Bases para la concepción de una bella casa moderna" Revista Santa Elia, Roma, 10 de Oct. de 1933). Me parece que este criterio peca de extremismo. Las casas están hechas ciertamente para quienes las debe habitar, pero por otra parte se encuentran encuadradas en un ambiente exterior dado, lo que les confiere una especie de función social. De todas maneras, la Iglesia es una cosa completamente diferente a una casa privada. Es un lugar sagrado y público que pertenece a una comunidad y tiene el deber de agradar a esta comunidad también en el exterior, expresando su carácter elevado noble y sagrado. En China y Japón las pagodas o templos paganos ocupan las ubicaciones más bellas; están colocados sobre islas y colinas y se armonizan en la belleza del paisaje, Las estructuras, con techos que tienen movimiento de alas, están concebidas con un ritmo que se introduce en el ritmo de la naturaleza, como expresión espiritual de la naturaleza misma, como la más bella flor que brota de troncos profundamente arraigados en la tierra. De esta misma forma nuestras Iglesias deben lograr una ideal coherencia con la historia y la vida de un pueblo y con la Liturgia sagrada que abraza el mundo presente y el mundo futuro. Sabemos que "liturgia" significa etimológicamente: OPUS OFFICIUM PUBLICUM (Obra, oficio público). 7).—-Frecuentemente el arquitecto debe trabajar bajo una imperiosa necesidad de economía. Es evidente que la belleza no está necesariamente ligada a la riqueza, esta última es con mucha frecuencia al buen gusto. Conviene concebir el edificio sagrado con un criterio de unidad, pero al aplicarlo se puede proceder por grados, pensando primeramente en lo esencial y luego en lo accesorio (ornamentación etc.). Los rectores de las Iglesias se deben convencer que la mejor inversión para la construcción de un edificio es la que se refiere al proyecto. Que se llame a un buen arquitecto y que no tenga excesiva confianza en ciertos expertos ó contratistas experimentados. San Carlos Borromeo publicó un precioso manual acerca de los edificios sagrados; la Biblioteca Ambrosiana lo ha traducido recientemente enriqueciéndolo con valiosas notas (San Carlos Borromeo. Arte Sagrado. Ambrosiana, Milán 1952). 8).—-En las Iglesias o capillas que han de servir a las comunidades religiosas se necesita numerosos altares; pero no es aconsejable distribuirlos sobre las paredes laterales de la Iglesia. Un excelente partido es el que busca para ubicarlos la Cripta, o aún mejor el que crea para ellos una Cripta pórtico que se prolonga más allá del abside. He admirado en Portugal varias grandiosas Iglesias de estilo Románico edificados por diversas comunidades religiosas. Las naves de dichas Iglesias son amplias y despejadas y por su fuerte estructura arquitectónica recuerdan el plan severo de las antiguas Basílicas en que predominaban el altar único del ábside. En estas Iglesias, del otro lado de ésta, se extendía una Cripta pórtico en la que estaban -dispuestos los numerosos altares para los religiosos. |
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